CARTES AL DIARI
En la época de Franco, queriendo el Estado Español que Catalunya se difuminara y diluyera en el conjunto de España, se eliminó la enseñanza en catalán en los colegios, se prohibió hablar catalán en las dependencias de organismos públicos y, en los locutorios telefónicos había carteles que indicaban que desde los teléfonos a disposición pública de dichos locutorios “Sólo se permitía hablar en castellano, francés, inglés o alemán”, o sea que estaba prohibido hablar por ejemplo en sueco o en catalán. Es posible que tal restricción desanimase a quienes pretendían aprender el idioma sueco, ante la prohibición de hablarlo por teléfono, una vez aprendido, pero la prohibición de hablar catalán no dio resultado alguno pues dicho idioma está enraizado en la población y hoy en Catalunya se estudia en la escuela en catalán, se publican libros y periódicos en catalán, hay cadenas televisivas en catalán y por supuesto que se habla catalán en la calle y por teléfono. La campaña para eliminar el catalán fracasó estrepitosamente.
Ahora el Gobierno Central Español pretende aplastar el independentismo catalán “a golpe de referencias a la Constitución Española” y “a golpe de amedrentamientos” al encarcelar a políticos catalanes independentistas.
El Estado Español debería comprender que con sus actitudes no logrará sofocar la aspiración independentista catalana, que va por camino de reafirmarse, y que encuentra su apoyo en el “Pacto internacional de derechos civiles y políticos”, firmado por España, en el que se reconoce el derecho de libre determinación de todos los pueblos., con la particularidad de que el art. 27 de la ”Convención de Viena sobre el derecho de los tratados”, firmado igualmente por España, da prevalencia a lo pactado respecto a lo establecido por el derecho interno (Constitución Española) del Estado parte del “Pacto”.
Si recordamos la inmensidad del antiguo Imperio Español y vemos como los distintos pueblos se escaparon sucesivamente del yugo español, deberíamos sacar la consecuencia de que no es acertado querer mantener el sometimiento de quienes ya han expresado su aspiración de separarse, con la utilización de la fuerza. Las políticas represivas de la libertad de secesión sólo conducen al empobrecimiento de Catalunya y de España y no cabe culpar de ello a los aspirantes a la independencia sino a aquellos que pretenden impedirla.
Enrique García Arrufat. Doctor en Dret, col·legiat a l’Il·lustre Col·legi d’Advocats de Madrid.
Article enviat per Narcís Noguera. Sant Quirze per la independència