MARINA PAÑOS/EL RACÓ DEL LECTOR. Tengo en la retina las imágenes del último atentado terrorista. De esa madre que de camino a buscar a sus hijas al colegio le sorprendió la muerte. Tengo en la mente la imagen violenta del dolor de los familiares; de todos los familiares de personas que se toparon con un terrorista en sus vidas.
Y mientras, aquí, los nuestros, los autóctonos, los de siempre, deciden que ha llegado el momento de entregar las armas como el que entrega una carta de renuncia de las señas identitarias de quien se quiere ir de un trabajo que ya no le llena o porque ha encontrado otro mejor. Y aún esperan que les demos las gracias por tan alta consideración.
Años de dolor y miedo que sembraron de bombas este país por motivos ideológicos que escapaban de nuestro entendimiento más por su forma que por su fondo. Motivos que sólo los que mataban entendían, aunque muchos otros se atrevían a justificar, cuando asesinar es un acto injustificado, irreparable y con tintes patológicos. Porque ya lo decía Voltaire “Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable”.
Y fueron años de silencio, de funerales, de penas. Hasta que alguien decide perder el miedo y escribir acerca de lo que ocurre en un lugar mágico plagado de belleza natural, tradiciones y de la cultura más antigua que alberga nuestro estado. Por eso hoy os quiero hablar de Fernando Aramburu, de su Patria, que está arrasando en las librerías dando una visión sincera de lo que allí pasaba mientras otros morían y el resto no se atrevía ni a preguntar ¿por qué?.
Patria es un libro que leí nada más se publicó. Antes incluso de que se convirtiera en fenómeno editorial, porque el tema de ETA siempre me ha provocado múltiples preguntas que nadie ha sabido responderme hasta que llegó él y con sus libros arrojó respuestas a tanta sin razón – si es que se puede explicar algo así-.
Con Patria nos encontramos ante la realidad del asesino frente a su víctima y viceversa con toda su crudeza, pero dejando de lado magistralmente el morbo que de este tipo de historias se puede desprender. Patria es un libro de madres, de padres, de hijos, de amigos, de vecinos. Es una novela coral que devoras desde la primera página porque es real, y esa realidad tan silenciada durante décadas hace que no puedas parar de leer para intentar entender o, simplemente, dilucidar un porqué.
Patria es un libro necesario, un libro que habla de una manera cercana y sincera sobre una realidad bien conocida pero a la vez escondida en el cajón de mierda de la historia de nuestro país. Es un libro necesario porque retrata vida, la vida de un pueblo atemorizado y acosado que tuvo que luchar contra sus propios vecinos, incluso en contra de sus propios amigos. Patria es Historia.
Al acabarlo necesitaba más de Aramburu y me leí Años Lentos, un libro breve e igual de interesante, con tintes autobiográficos que desgrana los inicios de la banda terrorista ETA. Una obra que, en mi opinión, supone una precuela de este último libro publicado.
Nos vemos la semana que viene. Misma hora, mismo lugar.
¡Felices lecturas!
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